Nunca antes me había detenido a pensar con el rigor necesario, cuáles eran mis puntos fuertes personales, las habilidadestalentos en los que destaco, esas características que mejor me definen y diferencian y aquellas que me han ayudado a alcanzar mis mejores logros, tanto a nivel personal, como profesional.

Pasados ya los cuarenta, en el ecuador de mi vida, si que pensaba que conocía bien mis puntos débiles y sin embargo aunque las intuía, no me veía capaz de concretar cuales podían ser mis verdaderas fortalezas.

Al principio de la Certificación Internacional en Coaching Profesional, había realizado dafos personales, y cumplimentado  herramientas como “la rueda de la vida” o “ventana de johari”, donde identifiqué algunos de mis puntos fuertes. Pero necesitaba ahondar más en este asunto. Precisaba saber qué es  lo que mi entorno  próximo, valora más de mí.

De pronto, descubrí que necesitaba conocer mi verdadera misión, la que ayudase a dar mayor contenido a mi existencia, aportando coherencia a mi quehacer cotidiano y me permitiese estar en sintonía con las cosas que me hacen sentirme bien, y poder llegar a disfrutar de una vida plena en todos los sentidos.

Me embarqué para ello, en un viaje interior que me permitió percibir de forma pausada las respuestas que afloraron desde mi propia conciencia.

Comencé por preguntarme:

-¿Qué es lo que me hace feliz?

-¿Qué es lo que da mayor sentido a mi vida?

-¿Cuáles son las actividades  con las que siento que pierdo la noción del tiempo, o aquello de lo que estaría horas hablando sin parar, porque me apasiona?

-¿Cuáles son las cosas que seguiría haciendo, aunque no percibiese un salario por ello?

-¿Cuáles son las cosas por las que la gente suele elogiarme a menudo?

-¿Qué es aquello con lo que realmente me siento pleno de pasión y alegría?

-¿Qué es realmente trascendental  y valioso para mí?

-¿De qué cosas me lamentaría al final de mi vida, por no haberlas intentado?

Después de esta profunda reflexión, descubrí comportamientos y valores que eran naturales en mi persona, y de los cuales apenas me había percatado pese a su relevancia.

Para ampliar mi perspectiva, decidí cumplimentar la famosa lista de los 34 talentos, del Instituto Gallup. Presenta una relación de las 34 aptitudes que en mayor o menor medida se dan en las personas. Presté especial atención a cada una de las definiciones, anoté las puntuaciones y  finalmente, seleccioné las 5 en que alcancé un mayor escalado.

Con toda la información recogida hasta ese momento, elaboré una primera lista de puntos fuertes .Sin embargo no me convencía. No estaba seguro de si estaban todos, o si tal vez había sido generoso en exceso, anotando talentos que no concurrían en mi caso.

Como no encontraba una respuesta completamente certera por mí mismo, decidí recurrir a las personas cercanas de mi entorno, colegas del trabajo, amigos y familiares, aquellos que me conocen muy bien y cuya opinión iba a respetar y valorar sin cuestionarla.

Un vez superadas mis dudas iniciales sobre como recabar esta valiosa información, preparé un escrito en el que solicitaba a 10 de estas personas el que me indicasen, según su punto de vista cuales eran mis talentos y fortalezas naturales, y se lo envié vía e-mail.

De esta forma, podría dar respuesta a alguna de las dudas que me asaltaban, como, ¿tendré algún talento oculto, que todos ven y sin embargo yo no he identificado? o ¿tengo alguna fortaleza de la que sólo yo soy consciente?

A medida que iba recibiendo sus respuestas, no dejaba de sorprenderme el que la mayoría de estas, se repetían y contenían, aunque en ocasiones expresadas de manera diferente, las mismas particularidades a la hora de definir mis fortalezas.

Ahora, ya podía elaborar con total solvencia una lista con mis principales fortalezas y talentos. Las detallo a continuación:

-Emano confianza, sinceridad y transmito seguridad a los que me rodean.

-Gran sentido de la responsabilidad. No me asusta el asumir retos y llevarlos a cabo.

-Excelente capacidad de escucha y empatía. Las personas con las que trato se consideran escuchadas y comprendidas, se sienten bien conmigo y se dejan aconsejar y ayudar

-Facilidad para trabajar en equipo. Se mantener la calma aún en situaciones límite. Soy transmisor de enseñanzas y doy ejemplo. Escucho siempre a todas las partes, entendiendo la esencia del problema y poniéndome en la situación del otro.

-Tengo buenas habilidades dialécticas cuando me expreso de forma oral. Por escrito, reflejo la intensidad y lucidez que imprimo a lo que hago.

-Construyo relaciones positivas con mucha facilidad. Soy una persona accesible, amable y muy afectiva. Empatizo bien y tengo un atractivo natural para las relaciones. Es muy fácil entablar dialogo conmigo y tengo respuestas para todo.

Después de poner a mi ego por encima de las nubes, era el momento de poner “pedes in terra” de nuevo. Una vez conocido aquello en lo que destaco, y sabiendo lo que aporto a los demás, era más fácil replantearme con qué quería contribuir a mejorar a mi entorno laboral y mis relaciones personales, y basándome en mis fortalezas conseguir una mayor realización como ser humano.

Aristóteles  acuñó el termino Eudaimonía (Griego: εὐδαιμονία) o plenitud de ser .Es una palabra griega clásica traducida comúnmente como “felicidad”. Según Aristóteles,(Ética a Nicómaco) el hombre cree alcanzar la felicidad con riquezas; o con honores y fama; y otros creen obtenerla por placer. Concluye diciendo que no se alcanza la felicidad mediante ninguno de los cuatro caminos mencionados, sino mediante la práctica de la virtud. Esa virtud es la que  yo interpreto como dar lo mejor de mí, en aquellos aspectos en los que destaco especialmente y en los que más disfruto.

Como coach, necesariamente he tenido que recorrer el camino que me ha llevado a identificar mis puntos fuertes personales, para poder ayudar a otros posteriormente a hacer lo mismo y que alcancen su máximo potencial. Debo aportar una combinación sin igual de intrepidez, determinación, humildad y capacidad de escucha que me permita crear relaciones de auténtico empoderamiento con mis coachees. He de mostrar comportamientos, aptitudes y maneras de ser, armonizadas y auténticas, prestando una juiciosa atención a la calidad de mí hacer.

El conocimiento de mis fortalezas y habilidades facilita el desarrollo de mi ser, de forma que también mejora la calidad de mi hacer

Sin embargo me resulta imposible  ofrecer nociones sobre como “ser”, de la misma forma en que las impartiría sobre como “hacer”

La mejora de mi hacer la he adquirido a través de la experiencia ó de la formación,  mediante la asimilación de conocimientos prácticos y teóricos

En cuanto a la mejora de mi ser, preciso continuar cada día el viaje a mi interior, a mis raíces personales  fundamentales, hasta llegar a tomar consciencia de cómo percibo el mundo, organizo mis opciones y comprendo las razones que me llevan a actuar, alimentando los principios que rigen y fundamentan mi vida.

Para ayudarme  y potenciar mi desarrollo personal, he ido incorporando actividades como la lectura de poesía, la escritura como en este caso, escuchar música ó conectarme con la naturaleza, no para evadirme, más bien para tener presente mis propósitos trascendentales y a permanecer sólidamente conectado con la realidad.

He aprendido a desarrollar un sentido de  auto-benevolencia, y cuando cometo algún error llegar a perdonarme a mí mismo. Intento ser original, escuchar a todo el mundo, pero manteniendo un pensamiento independiente, reflexiono sobre mis acciones, tengo una constante inquietud por la adquisición de conocimiento, y poseo la humildad suficiente para aprender y aprehender de los que saben más.

Con todo ello, estoy aprendiendo a ofrecer mí mejor yo, estoy aprendiendo a desplegarme…

“Quiero desplegarme.

No quedar torcido en ninguna parte,
porque donde me tuercen, me falsean.
Y quiero mi mente
veraz ante ti…”

 Rainer M.von Rilke  “Estoy demasiado solo en el mundo, pero no lo bastante solo”

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