El ejercicio del liderazgo implica dirigir, y dirigir comporta  elegir; buena parte del trabajo de lider, consiste en la toma de decisiones, algunas orientadas a la meta establecida, ubicadas en el medio y largo plazo, y otras para aplicar de inmediato. Por ello, vamos a comentar a continuación los principales factores que influyen a la hora de tomar decisiones.

Una de las principales dificultades a la hora de ejecutar la  toma de decisiones, es el miedo al error. Este hecho, puede desencadenar diferentes etapas y respuestas:

 

  • Una excesiva minuciosidad y perfeccionismo, intentando  anticiparse a todas las posibles consecuencias, variables o contingencias, hasta llegar a hacer imposible el cometido de tomar una decisión.
  • Postergar o procrastinar, y no resolver
  • Delegar la la toma de decisiones en otros, creando asi relaciones poco saludables, con un elevado nivel de dependencia, limitando el aprendizaje personal y por tanto la autonomía.
  • Caer en la indolencia y el abandono, como respuesta evitativa frente al malestar que supone tomar  una decisión. En este caso las decisiones se acaban tomando de forma impulsiva, bien por rechazo o bien por indefensión.

Lo cierto, es que no existen decisiones correctas o incorrectas, sino más o menos adecuadas a los objetivos, el contexto y las circunstancias del momento en que se toman.
Y  llegado este momento, hay que diferenciar la toma de decisiones, de la solución de problemas. Mientras que la primera consistiría en seleccionar una alternativa entre varias, la segunda hace alusión a encontrar la respuesta a una pregunta.

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A la hora de tomar una decisión hay que tener en cuenta las siguientes consideraciones: seleccionar una meta hacia la cual dirigirse, evaluar los recursos disponibles, considerar las diferentes alternativas, valorar el probable resultado de las alternativas elegidas y finalmente elegir una basándose en el análisis previo de los resultados esperados.

Las decisiones programadas son aquellas que dada su condición de recurrente hacen que se encuentren perfectamente estructuradas, y cuentan con protocolos y normas de actuación perfectamente definidos, algo que hace que desde cualquier nivel de la organización, puedan aplicarse.
En cambio, las decisiones no programadas se aplican a situaciones poco habituales, con poca información disponible y escasa estructura. No hay reglas de decisión pre-establecidas para su aplicación, por lo que requiere de solución de problemas, generalmente por parte de la cúpula de la organización, especialmente cuando presentan consecuencias de largo alcance.

La toma de decisiones se puede catalogar como certidumbre, riesgo e incertidumbre, según la información disponible sobre la anticipación de los posibles resultados de la alternativa seleccionada.
Entre las diferentes perspectivas a la hora de afrontar la toma de decisiones, el enfoque racional implanta las metas, identifica el problema, establece y valora las diferentes alternativas, selecciona una de ellas y aplica un control sobre su evolución.
Por otra parte, el enfoque conductual se caracteriza por el uso de estrategias y normas del sentido común, la satisfacción y la suboptimatización, entendida como la predisposición a aceptar menos que el mejor resultado posible, con el fin de evitar efectos negativos no pretendidos para otras áreas.
El enfoque práctico combina los pasos del enfoque racional, con las condiciones del conductual creando un enfoque más realista para la toma de decisiones.
A diferencia de los anteriores, el enfoque de conflicto de Janis-Mann (1977), reconoce la ansiedad que genera la toma de decisiones importantes en los sujetos, identificando cinco estados por los que puede pasar el individuo, (adherencia sin conflictos, cambio sin conflictos, evasión defensiva, hipervigilancia y vigilancia) en función de la información disponible y su expectativa con respecto al acontecimiento en cuestión.

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Las fuerzas políticas en el seno interno de la organización a modo de coalición o alianza, pueden condicionar igualmente la toma de decisiones, con efectos tanto positivos como negativos, por lo que el lider debe saber cómo gestionarlas de forma adecuada.

La intuición, entendida como la creencia innata sobre algo sin que medie una consideración consciente, si está correctamente cimentada con los años de experiencia y la práctica a la hora de tomar decisiones, es otra factor clave a la hora de decidirse a decidir.

Otro aspecto a considerar sería la tendencia mantener la decisión, aun cuando esta parece haber sido equivocada. Esto se conoce como escalada del compromiso, y puede acarrear consecuencias negativas si el compromiso con la decisión adoptada, no deja ver sus efectos ni permite rectificar.

La propensión al riesgo, es el grado de quien toma decisiones, en cuanto a su disposición a arriesgar en la toma de decisiones. Lo ideal es ni pecar de temerario, ni mantener una situación de parálisis por análisis.

Finalmente, la ética y los valores de cada cual también influyen notablemente en la forma de tomar decisiones.
La creatividad ayuda al individuo en la solución de problemas y en la toma de decisiones, generando nuevas ideas y aperturando nuevas perspectivas sobre las ya existentes, por ello es fundamental fomentar el proceso creativo en la organización. El individuo creativo se caracteriza por su experiencia y antecedentes creativos, rasgos personales como la apertura, atracción por lo complejo, independencia, autonomía, autoconfianza y altos niveles de energía, así como habilidades cognitivas, con capacidades de pensamiento convergente y divergente.